Una tarde de calor, me olvidé de ella al momento. He tenido
varios viajes así, completamente marcados por el calor que se adueña, hasta ser lo primero que recuerdo de todo, se nos pegaba la ropa, no podíamos pensar del calor ... solo nos sentiamos.
Los momentos frescos: meter los pies al agua helada,
despertarte en la madrugada. Después sigue todos los momentos incómodos
que se convierten en aventuras en cuanto regresas. Y por ahí, en último
lugar, una frase en la calle que comenta, no dejo de notar el sesgo, que
la cultura está en la calle.
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